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viernes, 26 de abril de 2013
También llamado Ramón José Simón Valle Peña, (nació en Villanueva de Arosa, Pontevedra el 28 de octubre de 1866 y murió en Santiago de Compostela el 5 de enero de 1936) fue un dramaturgo, poeta y novelista español, muy significativo, que formó parte de la corriente literaria del modernismo español y en sus últimas obras a la generación del 98.
Se casó con Josefina Blanco Tejerina y tuvieron seis hijos.
De joven viajó por Madrid y América (México).
Escribió en tres géneros: narrativa, poesía y teatro.
Durante su carrera artística se encontró con Miguel de Unamuno y Pío Baroja, otros dos autores importantes de la época.

Trayectoria literaria
La niña Chole, fue publicada en 1893 y es uno de los relatos breves de su primera obra, Femeninas, publicada en 1895.

Fragmento
Al escuchar las palabras del negro Raúl, la niña Chole había sentido que una sensación inmensa de vergüenza dejaba helado su corazón.

En aquel local, avanzada la noche, en medio de una reunión de amigos, el negro, su pareja desde hacía siete meses, concentrando en su sangre una acumulación de ron superior a la permitida por las buenas costumbres, había vociferado:

-Si, amigos, las mujeres, cuando no se dejan amar, pierden mucho de su encanto…

Cholita no lo dudó. A la mañana siguiente el negro, cuando tras penosos esfuerzos pudo al fin alzar su cuerpo de la cama, encontró encima de la mesita un papel en el que ella había sentenciado:

-Adiós negro… Me voy… Me quedo con el icono florentino de la Virgen que tu hermana nos trajo de Antioquia…

Tras leer las palabras de la niña, el negro se sintió desfallecer. Los que lo vieron vagabundear en la noche, durante meses, por los bares de la ciudad, dicen que nunca llegó a entender los motivos por los que su amante le había abandonado…


Sonata de otoño es una novela que fue publicada en 1902. Es una de las cuatro novelas llamadas novelas de 1902 y fue la primera de las cuatro sonatas escritas por Valle-Inclán.

Fragmento
Yo recordaba nebulosamente aquel antiguo jardín donde los mirtos seculares dibujaban los cuatro escudos del fundador, en torno de una fuente abandonada. El jardín y el Palacio tenían esa vejez señorial y melancólica de los lugares por donde en otro tiempo pasó la vida amable de la galantería y del amor. Bajo la fronda de aquel laberinto, sobre las terrazas y en los salones, habían florecido las rosas y los madrigales, cuando las manos blancas que en lo viejos retratos sostienen apenas los pañolitos de encaje, iban deshojando las margaritas que guardan el cándido secreto de los corazones. ¡Hermosos y lejanos recuerdos! Yo también los evoqué un día lejano, cuando la mañana otoñal y dorada envolvía el jardín húmedo y reverdecido por la constante lluvia de la noche. Bajo el cielo límpido, de una azul heráldico, los cipreses venerables parecían tener el ensueño de la vida monástica. La caricia de la luz temblaba sobre las flores como un pájaro de oro, y la brisa trazaba en el terciopelo de la yerba, huellas ideales y quiméricas como si danzasen invisibles hadas. Concha estaba al pie de la escalinata, entretenida en hacer un gran ramo con las rosas. Algunas se habían deshojado en su falda […]
Yo bajé a reunirme con ella. Cuando descendía la escalinata, me saludó arrojando como una lluvia de rosas deshojadas de su falda. Recorrimos el jardín. Las carreras estaban cubiertas de hojas secas y amarillentas, que el viento arrastraba delante de nosotros con un largo susurro: Los caracoles, inmóviles como viejos paralíticos, tomaban el sol sobre los bancos de piedra: Las flores empezaban a marchitarse en las versallescas canastillas recamadas de mirto, y exhalaban ese aroma indeciso que tiene la melancolía de los recuerdos. En el fondo del laberinto murmuraba la fuente rodeada de cipreses, y el arrullo del agua, parecía difundir por el jardín un sueño pacífico de vejez, de recogimiento y de abandono.


Luces de Bohemia, en 1920 fue publicada, en 1924 fue reeditada, pero hasta 1970 no se estrenó en España, es una de sus obras más importantes. Pertenece al nuevo género teatral, concretamente al ciclo esperpéntico, que es un período de su carrera teatral.

Fragmento
La Buñolería entreabre su puerta y del antro apestoso de aceite van saliendo deshilados, uno a uno, en fila india, los Epígonos del Parnaso Modernista: RAFAEL DE LOS VÉLEZ, DORIO DE GADEX, Lucio VERO, MÍNGUEZ, GÁLVEZ, CLARINITO y PÉREZ. Unos son largos, tristes y flacos, otros vivaces, chaparros v carillenos. DORIO DE GADEX, jovial como un trasgo, irónico como un ateniense, ceceoso como un cañí mima su saludo versallesco y grotesco.
DORIO DE GADEX.- ¡Padre y Maestro Mágico, salud!
MAX .- ¡Salud, Don Dorio!
DORIO DE GADEX.- ¡Maestro, usted no ha temido el rebuzno libertario del honrado pueblo!
MAX .- ¡El épico rugido del mar! ¡Yo me siento pueblo!
DORIO DE GADEX.- ¡Yo, no!
MAX .- ¡Porque eres un botarate!
DORIO DE GADEX.- ¡Maestro, pongámonos el traje de luces de la cortesía! ¡Maestro, usted tampoco se siente pueblo! Usted es un poeta, y los poetas somos aristocracia. Como dice lbsen, las multitudes y las montañas se unen siempre por la base.
MAX .- ¡No me aburras con lbsen!
PÉREZ.- ¿Se ha hecho usted crítico de teatros, Don Max?
DORIO DE GADEX.- ¡Calla, Pérez!
DON LATINO.- Aquí sólo hablan los genios.
MAX .- Yo me siento pueblo. Yo había nacido para ser tribuno de la plebe y me acanallé perpetrando traducciones y haciendo versos. ¡Eso sí, mejores que los hacéis los modernistas!
DORIO DE GADEX.- Maestro, preséntese usted a un sillón de la Academia.
MAX.- No lo digas en burla, idiota. ¡Me sobran méritos! Pero esa prensa miserable me boicotea. Odian mi rebeldía y odian mi talento. Para medrar hay que ser agradador de todos los Segismundos. ¡El Buey Apis me despide como a un criado! ¡La Academia me ignora! ¡Y soy el primer poeta de España! ¡El primero! ¡El primero! ¡Y ayuno! ¡Y no me humillo pidiendo limosna! ¡Y no me parte un rayo! ¡Yo soy el verdadero inmortal y no esos cabrones del cotarro académico! ¡Muera Maura!
Los MODERNISTAS.- ¡Muera! ¡Muera! ¡Muera!
CLARINITO.- Maestro, nosotros los jóvenes impondremos la candidatura de usted para un sillón de la Acad 

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