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viernes, 26 de abril de 2013


Nació en Huelva, España, en 1881 y falleció en 1958. Perteneció a la generación del modernismo español. Para él la exactitud es la belleza y considera la poesía como una fuente de conocimiento, busca conocer la verdad. Tuvo presente a su ciudad natal como inspiración y referente.
En 1901 falleció su madre, hecho que le afectó profundamente y sufrió una crisis nerviosa que le obligó a permanecer en sanatorios. En 1936, se vio obligado a abandonar España al estallar la Guerra Civil Española y se trasladó a Washington.
En 1950 se trasladó a Puerto Rico y fue profesor de Universidad y ganó un Premio Nobel de Literatura por su obra Platero y yo, en 1956. Tres días después murió su mujer y jamás se recuperó de esta pérdida. Debido a esto, todas sus obras posteriores tratan sobre un dios creado por él mismo.

Su trayectoria se divide en tres etapas:
-Etapa sensitiva (1898-1915): esta etapa está marcada por la influencia de Bécquer, el simbolismo y el modernismo. Predominan las descripciones de paisaje, los sentimientos vagos, la melancolía, la música y el color, los recuerdos y ensueños amorosos. La poesía es emotiva y sentimental. Algunas de las obras que representan esta etapa son: Platero y yo, Laberinto y Alas tristes.

Fragmento de Platero y yo:
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: «¿Platero?», y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal...
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar, los higos morados, con su cristalina gotita de miel...
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra. Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
-Tien' asero...
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.

-Etapa intelectual (1916-1936): en esta etapa sufre una evolución espiritual que lo lleva a buscar trascendencia. En su deseo de salvarse de la muerte se esfuerza por alcanzar la eternidad, que busca a través de la belleza y la depuración poética. Abandona el sentimentalismo y pasa a utilizar un lenguaje moderno junto con el verso libre. Algunas de las obras que representan esta etapa son: Eternidades, Diario de un poeta recién casado y Piedra y cielo.

Fragmento de Eternidades:
Vino, primero, pura,
vestida de inocencia;
Y la amé como un niño.
Luego se fue vistiendo
de no sé qué ropajes;
y la fui odiando sin saberlo.
Llegó a ser una reina,
fastuosa de tesoros…
¡Qué iracundia de yel y sin sentido;
…Mas se fue desnudando.
Y yo le sonreía.
Se quedó con la túnica
de su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.
Y se quitó la túnica
y apareció desnuda toda.
¡oh pasión de ni vida, poesía
desnuda, mía para siempre!

-Etapa verdadera (1937-1958): la escribe en el exilio, expresa el sentimiento de fusión con la naturaleza. Algunas de las obras que representan esta etapa son: Animal de fondo, En el otro costado y Dios deseado y deseante.

Fragmento de Animal de fondo:

«En fondo de aire» (dije) «estoy»,
(dije) «soy animal de fondo de aire» (sobre tierra),
ahora sobre mar; pasado, como el aire, por un sol
que es carbón allá arriba, mi fuera, y me ilumina
con su carbón el ámbito segundo destinado.
Pero tú, dios, también estás en este fondo
y a esta luz ves, venida de otro astro;
tú estás y eres
lo grande y lo pequeño que yo soy,
en una proporción que es ésta mía,
infinita hacia un fondo
que es el pozo sagrado de mí mismo.
Y en este pozo estabas antes tú
con la flor, con la golondrina, el toro
y el agua; con la aurora
en un llegar carmín de vida renovada;
con el poniente, en un huir de oro de gloria.
En este pozo diario estabas tú conmigo,
conmigo niño, joven, mayor, y yo me ahogaba
sin saberte, me ahogaba sin pensar en ti.
Este pozo que era, sólo y nada más ni menos,
que el centro de la tierra y de su vida.
Y tú eras en el pozo májico el destino
de todos los destinos de la sensualidad hermosa
que sabe que el gozar en plenitud
de conciencia amadora,
es la virtud mayor que nos trasciende.
Lo eras para hacerme pensar que tú eras tú,
para hacerme sentir que yo era tú,
para hacerme gozar que tú eras yo,
para hacerme gritar que yo era yo
en el fondo de aire en donde estoy,
donde soy animal de fondo de aire,
con alas que no vuelan en el aire,
que vuelan en la luz de la conciencia
mayor que todo el sueño
de eternidades e infinitos
que están después, sin más que ahora yo, del aire.

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